lunes, 31 de agosto de 2009

Disney > Marvel




Esta semana Disney ha anunciado que va a adquirir a Marvel, con todas sus propiedades. Para aquellos que vivan en otra galaxia, Disney es la compañía número uno en manufacturar entretenimiento infantil, y Marvel es la gran empresa de cómics que durante décadas ha vivido de cómics para adolescentes y que ahora vive de las rentas reciclando todo ese material acumulado y haciendo películas de mayor o menor éxito con sus personajes más emblemáticos.


Si yo fuera fan de los cómics de Stan Lee y Jack Kirby, quizás estaría asustado pensando en lo que puede salir de esta absorción. ¿Versiones infantilizadas de los personajes con los que han crecido varias generaciones? ¿Películas blandas con sus héroes más duros? ¿Tonterías para el público mayoritario? ¡Esperemos que no!


Pero como esos cómics nunca me han interesado demasiado (aunque me he leído bastantes cosas de Jack Kirby por cultura general), puedo decir que no estoy preocupado en absoluto. Seguro que utilizarán esos derechos con buen criterio, y los personajes del universo Marvel se verán reforzados para estos nuevos tiempos.



Fijo que sí.

miércoles, 19 de agosto de 2009

The Prestige (El Prestigio)


Atención: Spoilers.

Era un actor inglés en paro, y se llamaba Timothy. Llevaba meses sin trabajar, y un día tuvo una gran idea: desde entonces iba a ser director de cine, de los más importantes. Le ayudaría su hermano gemelo, un animador de la Disney obsesionado con la obra de Edward Gorey. Él le llenaría una carpeta con ideas descartadas de proyectos del estudio, que Timothy, tras ensayar un afectado acento americano, presentaría en los despachos de Hollywood como propias. Desde entonces ambos serían Tim, el director famoso.

Su primera oportunidad vino con una película protagonizada por un hombre murciélago. Allí aprendió que basta con conseguir unos decorados espectaculares, poner a un protagonista con una máscara que le privaba de expresividad (¡voilá! Ya no hay "buena" ni "mala" actuación por su parte), y a otro con demasiada expresividad que no necesitaba dirección. Su hermano animador se encargaría de la realización de la película, aplicando técnicas de los dibujos animados. El milagro ocurrió, y una película mediocre explotó como la bomba atómica en todo el mundo, convirtiendo a Timothy en el director más famoso del momento. Su bienestar estaba asegurado por el resto de su(s) vida(s).

El actor secundario en paro era ahora un exitoso director. Hubo algún que otro traspiés, como cuando su hermano, desesperado por haberse alejado tanto del mundo de la animación, le dejó plantado en el rodaje de la segunda película del hombre murciélago, o más tarde en una ambiciosa comedia sobre una invasión de los marcianos. Esto obligó a Tim a intentar dirigir de verdad, con lo que quedó completamente en ridículo. Pero estas crisis ocasionales pasaron, y el plan no fue descubierto durante décadas. En ese tiempo, Timothy supo aprovecharse de las ventajas de su nuevo estatus de artista con marca registrada, poniendo su nombre a películas que no había dirigido como si fuera el mismísimo Walt Disney, haciendo su vida con actrices muy distintas (al principio una espectacular para él, pero luego una no tanto para su hermano, que era quien estaba haciendo todo el trabajo), y en definitiva beneficiándose de todo lo que la fama ponía a su alcance.

Pero... ¿valió la pena vivir una mentira para poder conseguir todo lo que anhelaba? ¿Tener que llevar todo el día ese incómodo peinado y esas horrendas gafas (que permitían ocultar que el gran director era realmente dos personas distintas) para poder mantener la mascarada? ¿Vender su alma por la fama internacional y un trozo del sueño americano?


Desde luego que sí.