sábado, 31 de octubre de 2020

The Boys: los chicos sois vosotros. Madurad




The Boys tiene un total de una (1) idea buena: si los superhéroes existieran, su integridad moral no sería lo que regiría su comportamiento, sino la lógica corporativa del más salvaje capitalismo.

Lo que sigue es un festín de ultraviolencia y gamberrismo en el que los personajes que no son los protagonistas imprescindibles caen como moscas, mientras los verdaderos protagonistas van salvándose una vez tras otra porque sí, con giros muy improbables de la trama.

Las raíces se ven bien claras en los típicos cómics "para mayores" que son en realidad para epatar. El autor original es Garth Ennis, pero podría haber sido Warren Ellis o incluso Mark Millar: el mundo es horrible, todo el mundo está corrupto y puede pasar cualquier cosa, porque no hay reglas. La película del "Wanted" de Millar había sido lo suficiente sensata para convertir "Eminem se une a la orden de los supervillanos que mataron a Superman y hace lo que quiera, o sea, violar y matar, por el mundo" en una fantasía de poder para treintañeros alienados siguiendo el molde de "El club de la lucha". Aquí no: aquí se lanzan al agujero de que casi todo se puede mostrar, porque es tele por cable... perdón, plataforma de streaming (cómo pasan las décadas para los que ya somos cada vez más viejos), pero ojo, CASI todo. Al principio de la serie muestran a un tío totalmente en pelotas luciéndose, pero tranquilos, que no será por mucho tiempo, sólo el primer capítulo (me recuerda a cuando en el primer capítulo de Stargate SG-1 salía una señorita desnuda en un rito egipcio chungo y luego el resto de la serie procedía a ser la cosa más sosa y que se puede ver mientras meriendas en casa de tus abuelos que te puedas imaginar). De lo que sí te vas a hartar es de CABEZAS EXPLOTANDO, batiendo récords en ciertos capítulos, reventándolas como quien revienta bolitas de aire de plásticos de embalaje en una tarde aburrida. Y si pueden matar a alguien arrancándole miembros o incluso la cara lo van a hacer, porque... ¿para qué matar de forma normal? La serie hace ostentación de un enorme presupuesto para destruirlo todo, pero ojo, sólo en algunos capítulos importantes, lo normal en una serie. Unos capítulos ostentan y otros ahorran, pero por suerte no hay ningún "episodio botella" (faltaría más, con sólo 8 capítulos por temporada...).

La idea central es que los superhéroes están totalmente corrompidos por el capitalismo y NI UNO SOLO se sale de ahí, ni uno solo hasta que entra en juego la chica de la serie, claro. "Luz Estelar" ha sido entrenada desde pequeña por su madre para convertirse en una muñequita de las corporaciones, pero claro, la chica se ha creído realmente lo de que debe ser virtuosa. No tanto como para convertirse en la cristiana descerebrada que estaba predispuesta a ser, porque a ver, es la protagonista, pero sí para rebelarse contra la chunguez que presencia. A partir de ahí, empieza a cometer una insensatez tras otra guiada por su amor por el cabezón protagonista (un "galán" que no parece haber recogido los mejores rasgos de sus padres, Dennis Quaid y Meg Ryan, y ha quedado bastante contrahecho) y por las arbitrariedades de la trama, pero no pasa nada, porque se va a salvar de todo, es la protagonista.

Grandes cabezones panolis del siglo XXI

Cuando te das cuenta de que los protagonistas están "protegidos" por la trama (son los "Boys" del título, después de todo), se pierde un poco esa sensación de peligro hacia ellos. Te das cuenta (cuando ellos mismos lo revelan) de que son El Equipo A, con "Carnicero" como Aníbal (lo dicen en la serie, literalmente), Frenchie como el loco (por las drogas) Murdock, el irritable negro M.A.... perdón, M.M. (Mother's Milk, "Leche Materna" -?!) y el chico cabezón como el improbable follarín Fénix, que conquista a Luz Estelar y es un genio de la tecnología y de las ocurrencias salvadoras contra todo pronóstico. Al grupo se une un tigre homicida japonés que Frenchie cree que puede domar simplemente acariciándole el lomo (y tras estar inicialmente a punto de perder el brazo, en un par de episodios lo consigue) y de forma extraoficial, Luz Estelar. El resto de personajes asociados al grupo acaban muertos. Dado que los superhéroes pueden hacer absolutamente todo, incluido un control absolutamente total de todo el mundo en todas sus formas, la excusa para que los personajes no superpoderosos sigan vivos lo suficiente para que avance la trama suelen ser improbables chantajes o acuerdos basados en el honor "sólo por esta vez". Cuando un personaje deja de ser necesario, lo que sigue es una escena en la que su cuerpo acaba destrozado de una forma grotesca, normalmente con un agujero donde antes estaba su cara.

Un Equipo A para millennials. Y por cierto, Eddie Van Halen seguramente haya muerto tras ver esa camiseta


La serie no tiene absolutamente nada de realista. Es un "todo vale" continuo con un montón de pullas a personas de la vida real de nuestro 2020, que aparentemente coexiste con el extraño mundo de la serie sin ningún problema: Prince sigue muerto, Joss Whedon ha hecho películas de superhéroes y Seth Rogen no para de dar la paliza por la tele (ahí la serie explota hasta el límite el único verdadero cameo de alguien importante, porque es productor de la serie: el resto de apariciones "as himself" es bastante lamentable, como las reiteradas apariciones de un acabadísimo y calvísimo Billy Zane).

Bueno, ¿y las conexiones con la vida real que ostenta la serie? Al igual que Sacha Baron Cohen usa a Borat como instrumento de combate contra el antisemitismo disfrazando sus intenciones de humor, el creador de la serie Eric Kripke, también judío, también usa la serie como excusa para atacar abiertamente el preocupante resurgir actual del fascismo como fuerza seductora de las masas, y no se anda con rodeos: los superhéroes realmente poderosos son nazis, nazis LITERALES (la historia lo lleva hasta el último extremo), y los demás son unos pobres diablos: la Wonder Woman de la serie es una lesbiana/bisexual que se vio obligada a enterrar su sexualidad original para poder ser la heroína que todos esperaban, hasta que se puso de moda lo contrario y ser lesbiana pasó a ser guay, el negro trotón imbécil que metió al protagonista en la historia es un drogata narcisista que no para de tomar malas decisiones y lo único que le preocupa es su supervivencia y mantener su estatus, y el Aquaman de la serie es un patético violador sin propósito en la vida que sólo hace que provocar la muerte de los seres marinos que ama (algo llevado por la serie hasta los extremos más hiperbólicos, convencida como está de que las muertes horribles son una cosa divertidísima) y que acaba captado por una triste secta que no es más que el enésimo trasunto perezoso de la famosa secta de Cruise y Travolta. Pero ahí terminan las preocupaciones del "showrunner": todo lo que no sea dejar claro que los nazis y los incels de la alt-right supremacista blanca dan mucho asco vale para acrecentar el DRAMA o simplemente hacer un chiste. El momento de mayor irresponsabilidad sin ninguna duda es cuando al final de la segunda temporada presentan a un personaje basado en alguien real (y esto no lo digo yo, es algo reconocido abiertamente) con una integridad a prueba de bombas como villano psicopático. Para entendernos, es como si una serie de los años sesenta presentase al pastor "Marvin Luger Bing", un luchador por los derechos civiles afroamericano que finalmente se revela un asesino en serie que estrangula manifestantes antisegregacionistas. Así de lamentable es la decisión, y quizá sea algo que acabe mancillando la serie, como aquella vez que en Star Trek Discovery presentaron al desgraciado de Elon Musk como un gran hombre (algo que por suerte quedó totalmente recontextualizado por una revelación de final de temporada).

Estas son las conclusiones que he extraído viendo las dos primeras temporadas de la serie. Mientras, cada día leo en las redes sociales a un montón de gente absolutamente deslumbrada con la serie, que dice que es una maravilla, un puntazo, una maravillosa puesta al día de "Watchmen", etc. (De hecho, la falta de integridad de esta serie me hace apreciar aún más la estupenda serie de "Watchmen" que nos ofreció Lindelof el año pasado, de la que únicamente me disgusta que convirtiera a Ozimandias en un bufón). Me temo que no: "The Boys" es una basurilla. Es una serie en la que todo vale, un culebrón ultraviolento pulp que pone la diversión (que es lo que os gusta, bribones) por encima de la lógica y la coherencia. Está a sólo dos pasos de convertirse en un festín de la basura como "True Blood" (pero sin sexo todo el rato) y lo sabéis. No es lo mejor que puede ofrecer la tele y en cinco años la habréis olvidado.

En definitiva, los únicos "Boys" que me gustan son los que cantaba Sabrina.



P.D. Mención especial a las camisetas cutrísimas de grupos musicales viejos que lleva el protagonista. Se nota pero MUCHO que las diseñó todas (salvo la de los Ramones, baratos hasta el final) un becario en una tarde porque sería muy caro usar nada parecido a una camiseta real.

He comprado camisetas de 3 euros en un mercadillo mejor que estas


P.P.D. Me decepciona mucho, mucho, MUCHÍSIMO que Giancarlo Esposito se rebaje a hacer de Gus Fring en una serie infinitamente inferior a las dos de las que viene.

Uno de estos dos se supone que NO es Gus Fring. Que me aspen si sé cuál.