viernes, 29 de enero de 2021

Terminator: Destino oscuro, futuro negro para la franquicia

 Nada, se acabó Terminator. La pobrecita sexta película intentó sacrificarse para salvar la franquicia, pero no lo ha hecho bien. La forma horrible en la que Cameron ha perdido el toque para producir películas con un guion competente tras el desastre de "Alita" (que iba bastante bien mientras coincidía a rajatabla con el anime pero que se fue al infierno en el tercer acto con sus cambios absurdos para "potenciar el romanticismo" de la historia) me hace temer lo peor para las secuelas de Avatar.


A partir de ahora, voy a destripar totalmente la película, así que el resto del texto es para la gente que haya visto la peli.


La escena inicial es "lo mejor de la película" porque es una maravilla técnica. Es la primera vez que veo un rejuvenecimiento de los actores totalmente creíble, que no da toda la grima como el de "Tron Legacy" ni te chirría un poco. Además, lo hace con los tres actores de "Terminator 2", así que está bien.

Aquí tenéis lo mejor de la película.



El principio está bien, pero el ambientarlo en México con  todos los personajes hablando en español fue un poco el principio de su suicidio comercial (aunque me gusta que por una vez en el doblaje español hubiera un esfuerzo por tener acentos mejicanos creíbles, incluyendo a la protagonista Natalia Reyes doblándose a sí misma). En ese momento pensé "ah, fracasó por eso, porque el público americano es muy racista". Ya, claro. Ojalá hubiera sido eso.


Pero es que cuando se acaba el ímpetu de la persecución inicial, se viene todo abajo. Yo estaba abierto de mente, y la idea de un Terminator que al perder su misión original desarrolla humanidad por sí solo en vez de tener un protocolo general de autodestrucción o de "hacer lo posible por asegurar la existencia de Skynet" es un poco forzada, pero tampoco es algo totalmente absurdo e inaceptable. Arnold representa bien la idea de un ser sin sentimientos (como los psicópatas que a veces nos encontramos en la vida real) capaz de imitar una existencia humana o incluso actuar de la forma que cree correcta y reproducir conductas empáticas sin comprenderlas siquiera. Es una idea... cogida por los pelos pero interesante. La puedo aceptar como espectador.


El problema es que, a poco que pensemos, resulta evidente que vale, "Carl" dirigía a Sarah Connor a cazar Terminators porque sí, a lo mejor estaban todos conectados, pero claro, ¿los otros sí tenían la directriz de matar a Sarah Connor pero "Carl" no, él sólo tenía que matar a John Connor y bastaba? ¿Para qué aparecían, a quién querían matar que no era Dani? Bueno, al no haber visto esas escenas podemos imaginarnos una película entera ahí metida, incluyendo cómo el militar importante que les da el maletín con las granadas P.E.M. que acaban agujereadas aprende a confiar en Sarah Connor (supongo que al haber visto con sus propios ojos a uno de esos otros Terminators y saber que no está loca). Pero... ¿cómo supo Carl enviar a Sarah Connor a las coordenadas de la autopista donde iban a estar Rev-9, Dani, Sara y Grace cuando no es técnicamente un Terminator de Skynet y no tiene ninguna relación con él ni con su futuro? Es un absurdo, porque el nuevo futuro ya no tiene nada que ver ni con el Terminator ni con Sarah Connor. ¿Entonces?


Ese hueco es gigantesco, pero vale, ignorémoslo, hagámonos los tontos para disfrutar de la película. Pero es que ya la peli se viene abajo. A partir de la escena del avión de carga, todo es una interminable escena de acción de movimientos imposibles (el peor CGI ingrávido que ha acabado por saturar a muchos espectadores), agotadora y que no para de aporrear la suspensión de la credulidad: "ahora un avión choca con otro pero el avión no se estrella, sigue un rato en el aire, y un terminator anda suelto, pim pam, y milagrosamente las humanas que van en el avión pese a que rebotan de un lado a otro durante varios minutos no mueren y acaban bajando en un Humvee con paracaídas y no se matan, y caen JUSTO en una presa para que sea espectacular... pero UN MOMENTO, caen al borde, y caen al agua, y están bajo el agua, y el terminator rompe los cristales, pero "no los rompe" realmente, no se ahogan, sigue la escena de acción que empezó hace diez o quince minutos y ya estoy agotado. Y llega Arnold, y más acción imposible. Y entran en un sitio industrial muy raro, y más acción, y vemos una cosa rebanadora que amenaza la cabeza del malo, y más acción, y esto y lo otro, y más acción, y PUM, malo hecho fosfatina... pero no del todo. Y más acción. Y sacrificio. Y Zzzzz..."


Vaya final fulero. Y te pones a pensar, y vaya peli fulera. En realidad, era una limpia de cabos sueltos para justificar la continuación "legítima" de la serie (por supuesto, Cameron como productor se encarga de que se ignoren todas las pelis de Terminator a partir de la segunda suya) pero sin el que hacía de John Connor, que ahora es un despojo humano incapaz de protagonizar una peli seria, y sin Arnold que ya está francamente anciano y ya sabemos que no está para más trotes. Cameron está haciendo una voladura controlada de su legado para poder continuarlo, pero... no estaba tan controlada como quería. Porque Arnold, el pobre de Edward Furlong y el mero concepto de Skynet ya estaban en nuestros corazones, y cepillárselos para darnos a "Legión" (¿hay un nombre más perezoso, menos original que ese? Vaya guion de mierda), cargarse a Grace que era lo mejor de esta película y dejar el futuro de la resistencia en una actriz latina genérica que parece la doble de acción de Michelle Rodriguez es una pésima idea que no va a ninguna parte. Acaba la película y no ha dejado nada memorable (la cutrísima banda sonora del patatero ruidista de moda de "Mad Max Fury Road" ni siquiera sabe hacer un "reprise" épico del tema original), ha entrado y salido y al día siguiente el mundo la ha olvidado. Cameron ha recuperado los derechos de Terminator y es de suponer que, si no pierde el poco crédito que le queda ya, volverá a usarlos, pero... así no, James. Así no.