miércoles, 24 de enero de 2018

Star Trek: La serie original: final de la primera temporada - capítulos 17-30

Sigo con mis impresiones del primer visionado de la serie original. Lo había dejado aquí.

El problema de esta tanda final de la primera temporada es que ya no son impresiones en caliente. Por mis circunstancias familiares, vi muchos capítulos seguidos sin tener tiempo a escribir sobre ellos, luego me fui de vacaciones de Navidad y ahora he vuelto en el nuevo año con un recuerdo más difuso, así que no podré comentar más que mi recuerdo general de cada episodio. Por lo menos, así no me extenderé tanto y me quedaré varado. Esta es la entrada más larga con gran diferencia, me temo. Vamos allá...

17. El Galileo Siete.

Si habéis leído mis impresiones hasta el momento, veréis que peco de juzgar con valores y baremos de calidad modernos lo que es técnicamente una "serie rancia". Aquí, no sé si pensar que el capítulo está mal hecho porque está mal escrito o si las contradicciones que aparecen son a propósito. El caso es que Spock, el personaje que le estaba robando el protagonismo a Kirk, recibiendo montañas de cartas de los fans, se porta como un absoluto gañán.

Spock se queda atrapado en un planeta hostil con una serie de tripulantes "sacrificables" y sabemos que por lo menos él se librará, pero al tomar el mando no deja de actuar de forma inaceptable para un supuesto líder. Además de perjudicar a la moral del grupo, da a sus compañeros unas órdenes muy mal recibidas porque estos intuyen (acertadamente) que van a llevar a su muerte. Spock queda así como un líder incompetente, un militar como de película de Kubrick (El guión le echa el atenuante de que dos personas tenían que morir para que pudiera despegar la nave o si no, no tendrían suficiente combustible.), aunque no tan chungo como el jefazo que se sacan de la manga para obligar a Kirk a marcharse del planeta sin buscar a Spock hasta el final.

Sin embargo, el capítulo termina de forma interesante porque Spock consigue sacar al transbordador del planeta permitiéndose al fin un arrebato de irracionalidad. Es posible que el personaje se diera cuenta de que ser un líder frío sólo sirvió para cargarse a la mitad de sus compañeros. Siendo él al fin y al cabo el que saca a la otra mitad de aquel infierno, se puede suponer que Spock completa un arco y se redime... ¿no?

El capítulo está escrito por Oliver Crawford, que había sido parte de "la Lista Negra", y Shimon Wincelberg (otra vez con el pseudónimo de S-Bar David), con un pulido de Steven Carabatsos y la reescritura final de Gene Coon. Es otra vez un remake encubierto de una peli anterior de 1939, "Volvieron cinco", con Lucille Ball.

Como curiosidad, había planes para convertir al personaje del teniente Boma en un habitual de la serie, pero el actor fue contratado en una serie rival de Irwin Allen. Quién sabe si de haber seguido, podría haber acabado saliendo en las películas y ser un personaje tan recordado como Sulu, Chejov o Scotty. (O quizá hubiera sido como muchos otros miembros de la tripulación que sólo salieron en tres capítulos...)

Uno de los personajes era la rubia, pero como ya la habían echado, nuevamente hubo que poner a otra asistente cualquiera.

Igual que el capítulo de "El permiso" destacaba por sus escenarios naturales, este capítulo representa a la perfección lo que es la cutrez de rodar en un plató con rocas de cartón y una pinta totalmente artificial y risible.


18. El Escudero de Gothos.

Trelane es un tipejo caprichoso y, desgraciadamente, todopoderoso que quiere usar a la tripulación de la Enterprise como juguetes para entretenerle. Este capítulo entra en la categoría de "encuentro con un dios", en la subdivisión de "caprichoso/inmaduro", como varios otros capítulos (como ese de la segunda temporada en que se encuentran con Apolo, que es el que he visto el día que he escrito esto. Pero ya me estoy anticipando demasiado...)

El final de este capítulo fue parodi... no, hablemos claro, FUSILADO por Futurama en el capítulo en el que van a un planeta con un ente fan de Star Trek.

Otro detalle interesante es que en el castillo de Trelane se ve como trofeo nada menos que al bicho succionador de sales de uno de los primeros episodios.

El guión también estaba escrito para que saliera la rubia, pero como la acababan de echar hacía sólo dos semanas, cambiaron el nombre para que fuera otra asistente. Contrataron a una modelo rubia muy guapa que luego salió en Playboy, se casó con un "sugar daddy" y dejó el mundillo. Y vamos, como se usó a una asistente distinta en este episodio, otra en "El permiso" y otra en "El Galileo Siete", el resultado es que el Enterprise quedó formalizado como un harén. (Ahí va un enlace ilustrando gráficamente el desfile de chavalas de la serie.)

El episodio fue escrito por Paul Schneider con retoques de Gene Coon. Me gustó bastante, probablemente por el carisma del caprichoso Trelane.


19. Arena.

Un episodio "clásico" entre comillas. Es muy recordado, pero eso no supone necesariamente algo bueno.

Gene Coon entró para asumir las funciones de Roddenberry, que estaba hecho polvo, y era un guionista de rapidez legendaria. Llegó, cogió la máquina de escribir y en una semana creó un guión que encantó a la cadena y que pasó a ser producido en tiempo récord, pasando por delante de los otros guiones en desarrollo que habían pasado meses estancados.

Sólo había un problema: que tenía un sospechoso parecido con un relato de Fredric Brown también llamado "Arena". Hay que fastidiarse... Pero el guión gustó tanto que se decidió comprar los derechos a Brown y aquí no ha pasado nada.

La realización corrió a cargo de Joseph Pevney, un actor reconvertido a director acostumbrado a dirigir tranquilamente media docena de películas al año. A alguien se le ocurrió ofrecerle un "bonus" si rodaba el capítulo (con complicadas escenas de exteriores) sin pasarse del tiempo previsto... y claro, hizo todo lo posible por lograrlo. O sea, "todo lo posible". Sí, lo consiguió, pero a cambio, el resultado contiene la peor escena de toda la serie, el combate "mortal" con el hombre vestido de lagarto que no voy a poner aquí porque es la primera imagen que se ve cuando buscas algo de Star Trek y la cosa es en plan burla...

Sin embargo, el tipo cayó bien, su trabajo gustó ("su trabajo", sus resultados, como queráis llamarlo), y desde entonces fue el tipo junto con Marc Daniels que más capítulos de Star Trek dirigió, ahí a tope.

El capítulo tiene ingredientes para gustar. Exteriores abiertos desérticos espectaculares, novedades interesantes por parte de Coon (los torpedos de fotones, la Federación) y un mensaje brillante de que quizá los agresores puedan ser los agredidos sin que seamos conscientes.

Es un capítulo de los importantes, pero claro, teniendo en cuenta todas esas cutreces que contiene.


20. El mañana es ayer.

Un capítulo escrito por la secretarísima Dorothy "D.C." Fontana con un viaje al pasado, que es el presente de cuando se rodó la serie, rescatando esa maniobra para retroceder en el tiempo que habían descubierto al final de uno de los primeros capítulos. La Enterprise va a los años 60 y sus tripulantes tienen que colarse en una base militar. Fontana mete toques simpáticos como que, al ser reparada la Enterprise en un planeta matriarcal, le ponen una personalidad femenina a la nave, y el ordenador flirtea con Kirk (?!).

Los viajes en el tiempo bien llevados siempre molan, y el capítulo está bien aunque se haya quedado algo viejo. Fontana se dio cuenta de lo bien que le había quedado y dejó su trabajo de secretaria para hacerse guionista de verdad. Y bien que hizo.

Al capítulo también se le reconoce añadir humor a lo que había sido una serie mortalmente seria. Vamos, que contiene los dos elementos que harían tan disfrutable la clásica cuarta película de Star Trek. ¡Demos todos las gracias a D.C. Fontana!

El capítulo me gustó, con todos sus enredos, aunque naturalmente sabes que al final van a volver al futuro sin problema... Sin duda, es uno de los que hay que ver sí o sí.


21. Consejo de guerra.

No tengo recuerdo de este capítulo, uno "de juicios", salvo que se presenta de prueba contra Kirk unas imágenes que "no sucedieron" y que se suponen creadas por un ordenador para que sean indistinguibles de la realidad, como si les hubieran aplicado literalmente CGI, es decir, manipulación por ordenador, algo visionario para 1966.

Cushman resalta que este capítulo, al tener cuatro guionistas, está lleno de agujeros de guión por todas partes, destacando cómo con lo grande que es la galaxia, toda la gente que hacía falta para el juicio estaba por allí cerca. Sí que recuerdo que al verlo me chocó la poca lógica que tenía todo, dado el planteamiento de un ordenador que presenta pruebas falsas y nadie se da cuenta al revisarlo todo.

Con todo, el episodio tiene cosas buenas: el término "flota estelar", un negro al mando, una pintura de máscara de Albert Whitlock y algo tan llamativo como el abogado pirado que dice que tiene un ordenador de sobremesa (un PC, vamos) con toda la jurisprudencia de la historia, pero que sin embargo tiene algo más valioso: ¡LIBROS!

No dejéis de leer libros. En mis poco más de veinte años como usuario de internet (lo llevo usando desde 1996, amigos), he descubierto que tiene poder para apartarte de los libros, y que es malo. Leed libros. Nunca dejéis de leer libros.

Pero vamos, que el capítulo tiene un sustrato reaccionario gordo. No, amigos, los ordenadores no son malos. No tienen prejuicios, y registran la realidad sin errores humanos. No culpemos a los ordenadores del mal uso dado por las personas.

El capítulo en general fue un desastre. Incluso el director Marc Daniels, responsable en gran medida, lo reconoció, aunque le echó la culpa al guión estático por culpa del juicio. Sí, hombre, pero es que la acción que había también estaba mal rodada (se le critica a este capítulo que los especialistas de la pelea final son demasiado obvios). El montaje también fue una cutrez. Y, sin embargo, el capítulo gustó al público de la época. En los USA siempre les han gustado los dramas de juicios...


22. El retorno de los arcontes.

Una parábola anticomunista. La tripulación de la Enterprise visita un planeta que inexplicablemente tiene pinta de pueblo americano antiguo (la típica decisión tomada para reciclar decorados y vestuario que ya tenían por el estudio) que está poblado por una especie de ciudadanos-zombis que se vuelven locos cuando llega una especie de hora mágica, con un frenesí que (está fuertemente implicado) incluye depravadas orgías. Joder, hasta yo mismo me he sonado depravado al teclear eso, como si mi propia mente malpensada hubiera creado un contenido sexual que no estaba presente de ninguna forma, así que voy a citar al productor Robert Justman:

"What did Bilar do to Reger's daughter? I only ask because I feel sure that NBC will ask... If we must see an orgy out in the street, we should only see a small portion of the orgy and let the audience create the rest of it in its mind."

La versión rodada suavizó bastante el guión original, pero seguía quedando claro que la pobre chica que vuelve del "festival" ha sido violada. Además, el director (el churrero Joseph Pevney) coló el ataque a una mujer que no hubiera pasado la censura mostrándolo mediante sombras. (Yo tampoco me di cuenta hasta que no leí sobre esto en el libro de Cushman.)

El capítulo se abre con Sulu tratando de infiltrarse en esta sociedad rara, pero al poco le pillan y acaba poseído. Y aquí debo comentar que Sulu resulta poseído muy a menudo en la serie, o haciendo de tipo nefasto en el capítulo del universo espejo. Vamos, que los responsables de la serie vieron algo oscuro en él, algo siniestro, quizá derivado de su propia desviación sexual. (Estoy siendo sarcástico.) Pero a George Takei no le importaba, siempre que le dieran trabajo...

También se utiliza aquí una fórmula que será muy habitual en futuros capítulos: la expedición se ve atrapada en el planeta mientras la nave es amenazada, y Kirk tendrá que salvarlos a ambos, al planeta y a la nave.

El capítulo es la típica exaltación de los valores occidentales de individualidad y libertad. Bueno. No me interesó especialmente este capítulo.


23. Semilla espacial.

Un capítulo clásico. La Enterprise descubre una nave con gente hibernada (parte ha muerto, pero quedan unos cuantos), y resulta que al principio no se dan cuenta, pero básicamente son un Arca Aria que lleva a miembros de la Raza Superior para que se hagan con el control del mundo.

En efecto, este es "el capítulo de Khan", una especie de súper Napoleón y súper Hitler espacial que consigue subyugar a la chica de este episodio a base de pollazos. (Ahora en serio, resulta bastante evidente que la tiene dominada sexualmente.)

Ojo al detalle: el supervillano morenazo Khan Singh era en el guión original un ario nórdico llamado Harold Ericsson, y en el tercer borrador, "Ragner Thorwald".

El guión original venía de Carey Wilbur, un churrero que escribía para las series de ciencia ficción de la época ("Perdidos en el espacio", etc.) y ofreció esta idea para Star Trek como la podría haber ofrecido para cualquier otra serie, en plan intercambiable, pero se llevó un chasco cuando le dijeron que Star Trek era más bien una serie "sobre gente". Gene Coon le tuvo que decir que sí, que su guión molaba mucho, pero que tenía demasiadas cosas espaciales, que requería demasiados efectos especiales, que buf, que muy chungo todo, disculpándose así:

"The inevitable question, which you are allowed to ask, is why and how are we doing a science-fiction series without allowing for any science-fiction. We lie a lot, for one thing. We cheat a lot, for another."

Además, se encontraron con el contratiempo de que Philip Jose Farmer había estado escribiendo a Roddenberry en plan "pesao" tratando de que le contratase y le había mandado un guión no solicitado en el que también había gente en animación suspendida. Pero esta coincidencia no impidió sacar adelante el episodio.

El guión original no servía realmente, y hubo que hacer un porrón de cambios Coon indicó a Carey Wilbur que el villano era más bien un matoncillo y que había que hacerlo más grandioso, un auténtico conquistador a lo protagonista de novela de Ayn Rand, literalmente. Vamos, que le mandó 13 páginas de correcciones para lo que era un guión de 66 páginas. Realmente, todos se pusieron manos a la obra sobre el capítulo para mejorarlo, y aunque el segundo borrador había mejorado, Roddenberry vio claramente ciertos fallos en su lógica, y lo débil del personaje femenino:

"Marla is so sophomoric, I doubt if any of us could stand her even today... except, possibly, as an extremely shapely immoral actress, of which, unfortunately, due to gross negligence on the part of the casting department, we get too few of on this series."

Dejando a un lado esta petición más medio en serio que medio en broma de que le mandasen más starlettes guarrillas que cepillarse (Roddenberry era tan follarín que este aspecto de su vida tiene su propia página en Wikipedia), Roddenberry sí que aportó ideas interesantes como el paralelismo de que mandar al espacio a esta gente es algo paralelo al suicidio de Hitler y su cúpula en 1945.

El guión fue reescrito por Coon, que fue finalmente acreditado junto con Wilbur, pero a Roddenberry le dio un arrebato y lo reescribió todo en una noche. De ahí salió por fin KHAN. Eso permitió darle el papel a Ricardo Montalbán, que era popular en sus papeles de latin lover (o sea, de follarín latino) para el cine, pero ya se había pasado a la televisión al hacerse mayor.

En este capítulo también se aprecia cómo el personaje de Scotty ha ganado estatura en la serie y es invitado a la cena formal con Khan. Y no se aprecia el físico de los compañeros y compañeras de Khan, que como miembros de una raza superior tienen unos físicos imponentes y la ropa (o falta de ella) para lucirlos. Esto no gustó nada a la cadena y se recortó su presencia en la fase de montaje.

Debido al indudable carisma de Montalbán y a lo fácil de comprender que resulta la amenaza para el público (básicamente, un Hitler del espacio), este capítulo es uno de los más populares de toda la serie. Y, vamos, que hay que verlo aunque sea como preludio de la segunda película.


24. El apocalipsis.

La tripulación del Enterprise baja a un planeta donde se les informa de que... A ver, si no habéis visto este episodio id a verlo en vez de leer esto, porque es de esos capítulos que empiezan con una premisa absolutamente disparatada o incomprensible que luego resulta tener todo el sentido.

Pues resulta que están allí y les dicen que hay un bombardeo y que han muerto millones, pero allí no se ve que pase nada. Y al final resulta que en ese planeta se está librando una guerra simulada en la que las víctimas que mueren en la simulación se presentan ordenadamente a las cabinas de desintegración.

Lo que se plantea es que si le quitas el aspecto desagradable a la guerra, también desensibilizas contra ella. Vamos, curiosamente el mismo argumento que han presentado los partidarios de mostrar la violencia no suavizada en películas y videojuegos. Pero el referente de entonces se supone que era lo que pasaba en Vietnam, matando a miles sin verles la cara con bombardeos de napalm. Y, si queremos ver un referente actual al que aplicar las lecciones de este episodio, es como cuando se dio órdenes de no mostrar a las víctimas estadounidenses que vuelven de las más recientes acciones bélicas, para permitir que las guerras sigan indefinidamente sin irritación del público. Yo diría que funciona... Vamos, que el episodio sigue teniendo mucha fuerza hoy aunque sea en base a sus ideas, y porque tiene gracia ver a Kirk y Spock saboteando las cabinas de desintegración y el ordenador responsable.

Este capítulo añade otra novedad a los poderes de Spock: poder usar "inception" (sí, así es llamado en el libro de Cushman) para poner ideas en la mente de otras personas, aunque tampoco fue de los más usados, saliendo sólo en tres capítulos más.


25. Esa cara del paraíso.

D.C. Fontana había dejado su puesto de secretaria para hacerse guionista. Roddenberry le dijo: "si arreglas este guión satisfactoriamente, te daremos el puesto en plantilla de supervisora de guiones". El resto es historia.

El capítulo que arregló no podía ser más sesentero, con una metáfora transparente. La tripulación del Enterprise visita un planeta en el que la gente es feliz, demasiado feliz. Y resulta que unas plantas echan unas esporas que convierten a todo el mundo en unos felizones de la vida. Vamos, que DROGAS Y AMOR LIBRE, Woodstock, ¡los sesenta! Por suerte, llega Star Trek para criticar esto, lo que no deja de resultar irónico teniendo en cuenta que Gene Coon escribía puesto de anfetas.

La gracia de esta premisa es que hace que veamos a Spock, por una vez en su puñetera vida (hasta el demenciado reboot de JJ Abrams, claro) mostrando sus emociones desatadas, sin freno. Todo con la excusa del abuso de sustancias químicas.

Sí, las esporas son "malas" al ser algo que les quita la voluntad, pero no deja de ser triste ver a Spock perder su oportunidad de ser feliz... "Tengo poco que decir de ello, capitán. Excepto que por primera vez en mi vida fui feliz."

Además de la autenticidad que le dan los exteriores donde se ambienta (con edificaciones poco futuristas, pero al menos está justificado por el retorno a los "valores tradicionales" de sus habitantes), este capítulo también tiene momentos muy interesantes como Kirk solo en una Enterprise abandonada cuando todos se han hecho ya "hippies" por las esporas.

Si no me equivoco, este capítulo también es la segunda ocasión en la que Kirk utiliza el insulto de "mestizo" contra Spock como parte de su plan para solucionarlo todo.

D.C. Fontana introdujo en su revisión dos aspectos esenciales para el episodio: antes, la historia de amor era con Sulu, pero la gracia está en que las esporas permiten que sea con Spock. Y la otra cosa es que las esporas estaban en una cueva. Y claro, sólo los muy pirados se meterían en una cueva. Es muy distinto si las esporas están en plantas por todo el planeta...

El capítulo se convirtió en un clásico por motivos obvios, pero el autor del guión original, Jerry Sohl, se picó con que le reescribieran tanto el capítulo y retiró su nombre, firmando como "Nathan Butler". Tras hablar con otros escritores de ciencia ficción cuyos guiones habían sido apisonados por Roddenberry, se dio cuenta de que en el fondo estaban usando sus nombres para ganar credibilidad de género (por así decirlo). Irónicamente, en este momento, Harlan Ellison tomó partido por Roddenberry y dijo en público que de qué iban esos autorcillos dándose tantos humos. (Más abajo comentaré lo que le hicieron a él.)

En enero de 1967, Sohl dijo:

"[Roddenberry] needed science fiction writers to get a feeling about science fiction for his show, to flesh out the stories and characters, so to speak. He paid for them. He got them. They gave him their all. When his show was off and running, Roddenberry didn't need them anymore. He'd got what he wanted. Now the hacks could get on with it..."

"Roddenberry necesitaba autores de ciencia ficción para encontrar el tono de ciencia ficción para su serie, para solidificar las historias y personajes, por así decir. Les pagó. Los obtuvo. Le dieron todo. Cuando su serie estuvo en marcha, Roddenberry ya no los necesitó. Le habían dado lo que necesitaba. Ahora simples "machacas" podían seguir ocupándose de todo..."

Poco después, Sohl se retractó e hizo lo posible por volver a congraciarse con Roddenberry, pero este le mandó a paseo. Tras un año, se reconciliaron y Sohl escribió algo para la tercera temporada, pero parece que la cosa no fue bien....

Bueno, el caso es que, por mucho que le disgustase a Sohl que pisoteasen sus palabras, este episodio es un clásico.


26. El diablo en la oscuridad.

Este capítulo, escrito íntegramente por Gene Coon (algo extremadamente poco habitual, dado que esta vez ni Roddenberry ni nadie más metieron mano en el texto), tenía el potencial de ser un desastre, pero a mí me gustó. Hay un monstruo indestructible que cava túneles en una colonia minera y, por desgracia, se lleva por delante a todos los mineros que se encuentra.

Sin embargo, al igual que en "Arena", acaba descubriéndose (en cuanto Spock le hace la fusión mental) que fue en defensa propia, dado que estaban invadiendo su territorio. Sí, puede ser una reiteración del mismo tema, pero la emocionante representación de una amenaza imparable y la insistencia en que hacer las paces y cooperar es muchísimo más preferible a la mera venganza hacen que el capítulo me haya gustado mucho.

Eso hay que reconocérselo a Star Trek, que reconoce que el bien común es mucho más importante que la venganza o que la felicidad individual, por duro que resulte. Y  me da la sensación de que el reboot de Abrams se cepilló todo eso optando por la exaltación del individualismo hedonista (con Kirk ya en modo "full chulo" y, de forma más hiriente, el Spock follador y gritón) y en general doblegar el mensaje de la obra a "darle gusto al público", eso que representa tan bien en inglés el adjetivo "crowd-pleasing".

Este capítulo se disfruta bastante aunque no resista bien el escrutinio lógico, con abundantes inconsistencias como la alegría con la que el jefe de los mineros o el propio Kirk mandan a hombres solos a los pasillos a que mueran, que el bicho se lleve la pieza esencial sin dañarla, y que no tengan ningún repuesto. El enfoque de Coon a favor de la empatía resulta mucho más importante que esos detalles. Como observa Cushman, en "La trampa humana" el objetivo de Kirk es cargarse al "vampiro de sales" como sea, pero Coon le hubiera dado otro enfoque más racional.

La ejecución del capítulo podría haber sido mucho mejor, pero tras encargárselo al capaz Ralph Senensky, responsable del capítulo del Spock felizón, se arrepintieron y le pasaron el encargo nuevamente al casposo de Joseph Pevney, que consideraban una baza segura. Cushman opina que se disfruta mucho más de la lectura del guión que del visionado del episodio, y que "all things in which a director gives input, could and should have been better".

Vamos, que es un capítulo con un guión muy interesante pero bastante mal rodado, así que los resultados fueron irregulares, pero de todos modos merece la pena.


27. Tentativa de salvamento.

Un capítulo de Gene Coon que nos presenta a los klingon, que en este momento de la historia son externamente humanos normales de piel oscura con vello facial como de Gengis Khan (Coon quería darles un aspecto asiático quizá porque los creó como metáfora del Vietcong, aunque en su cabeza estaba más la Unión Soviética), e internamente son villanos de opereta.

El capítulo es muy "de mensaje" y para mi gusto no acaba de funcionar del todo. Lo que más chirría es que Kirk muestre tan poco instinto de supervivencia buscándose bronca con los klingon en vez de ponerles buena cara, dado que se supone que se trata de que no descubran que es de la Federación. Además, también se nota que la despreocupación de los invadidos ante la muerte es... porque no pueden morir. Resulta un poco tramposillo. Al final, tanto los canallas de los klingon como un Kirk excesivamente beligerante quedan en evidencia ante los habitantes del planeta, que no querían ningún tipo de bronca.


28. El factor alternativo.

Este es un verdadero punto bajo de la serie. Un barbudo chungo que no parece estar muy bien de la cabeza es subido a la Enterprise contando historias de no sé qué villano que va a acabar con todo y el tío tiene una especie de ataques que son una visión psicodélica que resulta sesentera en el peor sentido posible: una foto estática superpuesta de la galaxia y una especie de forcejeo entre dos personas que se ve en una imagen en negativo mezclada con las imágenes reales de lo que está pasando. Si querían que al espectador moderno no le rechinasen los dientes, mejor hubieran hecho algo para arreglar esto a cambiar los efectos especiales por CGI moderno...

Aprovecho para comentar que a mí el CGI moderno que han metido me parece bien. Al empezar a ver la serie estuve viendo varios capítulos sin darme cuenta de que era CGI (que es de lo que se trataba, de que no se notase), y al final al saberlo, vi los efectos antiguos... y son pura basura. Incluso en la época lo eran: al leer el libro de Cushman me enteré de que la empresa que los llevaba simplemente no era capaz de hacerlo, estaban de los nervios, pasaban los meses y no producían nada, y al final cuando lo hicieron ya por desesperación, aquello era malísimo. Y vamos, al derivarlo a otras empresas, tampoco se puede decir que alguien lo hiciera increíblemente mejor. Sencillamente, aquella época no estaba para lo que necesitaba la serie.

Volviendo a este capítulo, es insoportable ver las visiones del barbudo, ver cómo le dejan vagar por la Enterprise cuando está claramente perturbado y luego el desenlace, en que una versión no patética del barbudo (que tenía doble personalidad, o eran dos personas, o no sé qué pasó ahí, la verdad, uno un muequitas insoportable y luego otro tan digno y heroico que da pena no ver a ese actor interpretándolo durante todo el capítulo), se sacrifica a pasar peleando todad la eternidad para salvar la existencia.  Que alguien resulte torturado para siempre no es exactamente un desenlace agradable para un capítulo, dejando pústula en el espectador.

La verdadera explicación de este sindiós es que este guión era de un amigo de Roddenberry y claro, había que rodarlo sí o sí aunque fuera un truño. Es interesante leer en el libro de Cushman las notas de los demás productores al jefazo yendo con pies de plomo para decirle "joder, es que no entiendo nada", y cómo al final Roddenberry tiene que admitir que él tampoco, porque el amigote apenas se había molestado en diferenciar en el guión al barbudo bueno del malo. Con todas las reescrituras que le metió Coon, el resultado final seguiría tranmitiendo esta sensación.

Cushman también sabe que esto es basura, pero su justificación es muy bonita, aunque con un "backhanded compliment":

"But even lesser TOS is still a trek worth taking. As Robert Justman would later say, "I loved them all." And that meant he also loved "The Alternative Factor."

Vamos, que a falta de llegar a las simas de la tercera temporada, quizá este sea el peor Star Trek de su primera mitad.

El capítulo destaca por darle el papel femenino a una actriz negra que apareció con su pelo afro natural en una época en la que tenía que ponerse una peluca de melena lisa para encontrar trabajo. Incluso con la misoginia implícita de la serie, no se puede negar que Star Trek estaba muy por delante del resto de producciones de la época. Pero claro, al elegir a una negra, sí que se cortaron, y lo que iba a ser un romance con el actor invitado del episodio, fue recortándose hasta quedarse en simplemente una pringada que se deja robar los cristales de dilitio (si no recuerdo mal). O sea, en NADA.

Todos estos cambios hicieron que el actor invitado les mandase a la mierda y que tuvieran que contratar a otro actor literalmente de la noche a la mañana para hacer el doble papel de Lazarus. El día de su cumpleaños (¡casualidad!) le cayó al pobre Robert Brown el regalo envenenado de protagonizar uno de los peores capítulos de Star Trek. Sin saber qué coño significaban las frases que decía, con una barba postiza que crecía y menguaba en cada escena y con un rodaje accidentado lleno de cutreces y errores de continuidad sangrantes, el pobre hombre hizo historia... para bien, supongo, porque a día de hoy sigue recibiendo cartas de fans encantados con su trabajo. Es lo que pasa cuando protagonizas incluso uno de los peores episodios de una serie legendaria.


29. La ciudad al borde de la eternidad.

Llegamos aquí al plato fuerte. Para el final de la temporada se quedó este episodio, que partía de un guión monumental de Harlan Ellison que durante mucho tiempo no supieron rodar y que tuvieron dando vueltas un año. Pero el resultado fue monumental.

Bueno, para ser sinceros, parte de ese año consistió en tocarse las narices. A Ellison le daba tanta pereza escribir que al final le pusieron una oficina en el estudio para asegurarse de que estaba escribiendo, pero lo que hacía era escabullirse y acercarse al plató a ver el rodaje y alternar con las estrellas.

Cuando al final tuvo un guión listo, estaba pensado a una escala tal que no encajaba en el formato de la serie. Había que podar mucho. He leído el cómic que se hizo basándose en el guión completo de Ellison y aquello daba para un largometraje. Por algún motivo que no alcanzo a comprender, los responsables de Star Trek respetaron al indisciplinado de Harlan de un modo que no hicieron con todos los demás escritores de ciencia ficción a los que reescribieron sin contar con ellos, y trataron de que Harlan entrase en razón como fuera mientras este seguía riéndose de ellos en la cara. (Hay que tener en cuenta que Harlan Ellison es un tipo que llegó a plantarle cara a Frank Sinatra como si no fuera consciente de que podría haber recibido una visita de la mafia después...) Cushman da por hecho que esto se debe a que Ellison tardó tanto tiempo que, cuando al fin se pusieron manos a la obra con su guión, Roddenberry ya estaba harto de recibir palos por "maltratar" a los autores de ciencia ficción.

El caso es que en ese punto ya no había más remedio que reescribir el guión. Se lo encargaron al nuevo editor de guiones, Steve Carabatsos, pero el resultado fue tan poco satisfactorio que dejaron a Harlan hacer otro borrador del guión (un privilegio que ninguno de los otros autores tuvo, hasta donde yo sé) cuando el proceso ya estaba en manos de los productores.

Gene Coon y D.C. Fontana arreglaron la estructura del guión para que fuera rodable, pero finalmente Gene Roddenberry reescribió el guión. Ellison cree que sus zarpas se ven por ejemplo en el discurso de Edith Keeler en el que cuenta "todas esas tonterías utópicas de naves espaciales repartiendo comida a los pobres", y opina que es un pésimo escritor que siempre recurre al formato de "Enterprise encuentra a un dios en el espacio, el dios está chiflado y tienen que pararle los pies". Por mi experiencia con los primeros episodios antes de que llegase Coon y la primera película, sospecho que tiene mucha razón.

Harlan Ellison intentó no salir acreditado y que usaran su pseudónimo "Cordwainer Bird" ("Bird" significa sacar la puñeta en inglés), pero Roddenberry se negó porque, después de haber sufrido todo el proceso, quería al menos poder presumir del prestigio de su autor, evitando también que los nombres de los autores de las reescrituras salieran en los créditos. Ellison tragó a regañadientes, y bien que hizo, porque con todas las reescrituras que sufrió, este capítulo ha sido siempre un pilar de su prestigio.

Una cosa que me llama la atención de todo el podado es que no hayan quitado la escena totalmente gratuita en la que un vagabundo roba al inconsciente McCoy su fáser y, tratando de ver qué es aquello que ha afanado, se dispara a sí mismo desapareciendo. (Creo que se sobreentiende que el fáser ahí también desaparece, aunque eso no tenga mucho sentido.) Este momento de truculencia gratuita que no lleva a ninguna parte a nivel de trama tiene sin embargo el curioso subtexto de que la muerte de Edith Keeler cambiará la historia, pero la muerte de un vagabundo piojoso no cambiará absolutamente nada. Me pregunto si eso fue intencional...

Joan Collins era ya una estrella que aporta mucho carisma al papel femenino. Fue una buena elección para el papel. Dirigió el churrero de Joseph Pevney, por ser el director de la casa con más experiencia dirigiendo largometrajes. Al fin y al cabo, eso es este capítulo, un largometraje comprimido.

Lo más gracioso de este episodio es oír en el doblaje español cómo McCoy grita enajenado: "¡ASESINOS! ¡ASESINOS!". Y, por supuesto, son inevitables cutreces de la época como los restos de columnas romanas en en el planeta alienígena (el diseñador/decorador estaba enfermo, y su sustituto leyó en el guión "runas" pero entendió "ruinas". Al curarse, Matt Jefferies dijo "¿Pero qué COÑO es esto?") o que el efecto de la proyección de la historia del mundo sea eso, una pantalla proyectando viejas películas de noticiarios de principios del siglo XX... ¡en blanco y negro! para ahorrar dinero. Y hacía falta ahorrar, porque este fue el capítulo más caro de toda la primera temporada con diferencia.

Pero es que este fue quizá el mejor episodio de la serie, o al menos el favorito de todos los implicados: Roddenberry, Shatner, DeForest Kelley... En definitiva, si hay que ver un solo episodio de la serie, es este.


30. Operación aniquilación.

Una plaga arrasa una colonia. Aunque los efectos se han quedado muy avejentados, da cierta grima ver a las lapas (o "tortillas voladoras", como las llamó Jim Doohan) que se lanzan sobre la gente y la infectan. Por suerte, de forma bastante afortunada, Spock no es del todo vulnerable y puede moverse por la colonia. Al final, encuentran una solución "mágica" al problema que es proyectarles una luz muy brillante, como si fueran gremlins. Tienen que probar esto a las malas con Spock, se supone que dejándole ciego, pero claro, como la raza vulcaniana posee diferencias fisiológicas y se trata de un protagonista, al final se sacan de la manga lo de un párpado extra que se cierra de forma refleja y aquí no ha pasado nada.

El capítulo resulta agobiante. Los detalles de la infección del parásito en el ser humano son reminiscentes de los del cordiceps, y evocan para el espectador en cierta forma los de la posterior "Alien", referencia inevitable. Pero todos esos referentes que saco, incluidos los gremlins ochenteros, son posteriores. El capítulo se inspiraba claramente en la novela "Amos de títeres" de Heinlein. Se ven también ciertas influencias del capítulo del planeta hippy de las esporas de felicidad (al parecer, se reciclaron elementos no usados de borradores iniciales de aquel guión).

En cuanto al rodaje, el capítulo se beneficia de recibir a un director nuevo con talento, Herschel Daugherty, en vez de los churreros de costumbre. Además de la frescura de la planificación, tiene algunos exteriores que hacen más creíble el capítulo.

La cantidad de muertos final hace que sea un capítulo desagradable, y una extraña elección para cerrar la temporada, pero así fueron las cosas. Además, enseguida mueren el hermano de Kirk fuera de plano (nunca llegamos a verle vivo) y su esposa. Y lo más terrible: en la versión original del guión, al final Kirk debía tomar la decisión de arrasar el planeta y matar a todo el mundo.


Termino con esta kilométrica entrada mis impresiones del primer visionado de la segunda temporada. La segunda temporada ya tiene la serie funcionando a tope, con muchos capítulos que valen la pena. Intentaré escribir también sobre ellos.

sábado, 20 de enero de 2018

Star Trek - La serie original: tanda de capítulos 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16 a.k.a. ADIÓS A LA RUBIA

Sigo con mi primer visionado de la serie original, continuando desde aquí. Como se puede intuir por el número de capítulos comentados esta vez, las cosas se han acelerado. Porque, según va mejorando la serie, mi hijo ya no ve la serie con cierta curiosidad sino con gran interés, y es él quien me pide verla y poner un capítulo más en cuanto acaba el que veíamos. Como ahora comentamos nada menos que SEIS capítulos de una tacada, es obvio que voy a pasar muy por encima de ellos. Y en cierto sentido es una pena, porque...

Ahora es cuando la serie se vuelve realmente buena.


10: La daga de la mente: Cuando están de paso en un planeta penal, un perturbado se sube a la nave. Pero ¿quizá no esté tan perturbado como parece? El capítulo es interesante porque ya está por fin instalada la dinámica entre los tres protagonistas, y es McCoy el que mueve el asunto hacia delante cuando utiliza una aplicación estricta del reglamento para forzar al crédulo Kirk a investigar todo el asunto. Durante toda la mitad del capítulo Kirk aparece como sometido a la autoridad de un gran doctor que ha revolucionado los procedimientos penales, con lo que ni se plantea que pueda haber juego sucio hasta que está metido de lleno en el berenjenal. Antes de bajar al planeta, sus compañeros (ahora no recuerdo si McCoy o Spock) le trollean haciéndole ir con una chica con la que ha tenido un acercamiento amoroso en una fiesta reciente, y que se porta como una cría pequeña, haciendo el ridículo cada vez que abre la boca en el planeta [Leo en el libro de Cushman que iba a ser la rubia, la asistente Rand, pero luego cambiaron de idea.]. Bueno, Kirk tampoco queda muy bien metiéndose en la boca del lobo, y cometiendo el acto increíblemente estúpido de sentarse en la máquina de control mental, hasta que de pronto su heroísmo y su fuerza de voluntad ÉPICA le permiten resistir lo irresistible.

El capítulo es emocionante porque está bien escrito: hay un misterio que el espectador va adivinando poco a poco y a la vez que los personajes. Mi queja recurrente con capítulos anteriores es que enseguida era evidente lo que pasaba para el espectador, pero los personajes seguían haciendo el tonto ignorando las pruebas que tenían delante. En general es un buen capítulo, aunque al final quedan demasiadas preguntas sin responder. ¿Cómo un genio humanista se convierte en un profesor loco de peli de serie B? Con Koby lo aceptamos, pero aquí cuesta más. Y, sobre todo, el final queda forzado. "Se murió de soledad." Sí, hombre.

Spock también usa por primera vez su poder de fusión mental, aunque dice que es "algo muy privado" de los vulcanianos para justificar que no se use a la ligera en futuros capítulos.

Descubro asombrado que el actor que hace del tipo mayor que se escapa aterrorizado a la Enterprise ¡sólo tenía cuarenta años! Y que poco después hizo del muy amenazador vigilante callado de las gafas de espejo en "La leyenda del indomable". ¡Eso es tener registro!

Por último: cuando el guionista Shimon Wincelberg se enteró de que Roddenberry había reescrito su guión mucho más de lo necesario, le mandó a paseo y mandó retirar su nombre de los créditos, sustituyéndolo por "S. Bar-David".


11. Las maniobras de la carbomita AKA "La maniobra de la corbomita". El primer título es la incorrecta traducción del capítulo en el título, aunque luego en el capítulo lo dicen bien. Este capítulo es realmente emocionante, con un aparente alienígena desconcertante que es seguido por otro alienígena aún más desconcertante si cabe (el pobre Clint Howard, el actor más feo del mundo, que de niño era aún más horrendo si cabe). Este es un capítulo "de puente", de lo que para mí era Star Trek tras ver las películas, de intriga ante un enemigo demasiado poderoso viendo si la inteligencia táctica de Kirk podrá con la amenaza que tienen delante.

El final es un poco WTF porque un personaje que había estado dando la paliza en todo el capítulo (portándose un poco patéticamente, como la chica que bajó con Kirk en el capítulo anterior) de pronto acepta una propuesta muy radical así por las buenas (spoiler: quedarse unos años aprendiendo con "el maestro Yoda" en una nave en la que tiene que estar todo el rato agachado para no darse con el techo).

El capítulo está muy bien, aunque no sé si al final todo el asunto tenía sentido. ¿Qué habría pasado si Kirk no hubiera sido listo cuando tocaba? ¿Les hubieran destruido o no? ¿De qué va el alienígena feo ese?

Notas tras leer a Cushman: Roddenberry quería que este capítulo fuera el primero en emitirse, pero los efectos especiales no acababan de estar listos y lo fueron posponiendo más y más. La dirección es obra del eficaz Joseph Sargent, que fue quien propuso poner a Uhura en vez de un hombre blanco como oficial de comunicaciones. Bien por él.


12. La colección de fieras 1: El capítulo es apasionante, porque Spock no se porta como Spock, empieza a hacer locuras, a ejecutar un plan que resulta en la práctica un acto de alta traición. ¿Qué está pasando? Es entonces cuando descubrimos lo que está pasando, porque en una pantalla (de una forma un poco difícil de justificar, la verdad) empezamos a ver el primer piloto. Sí, esto es realmente el "episodio de clips" más apasionante que haya visto nunca. Un diez por reciclar el piloto no usado para convertirlo en "canon" y transformar un telefilme inerte en algo apasionante. Destaca sobre todo la caracterización del pobre Pike, usando un extra random que es convertido de forma convincente en un mutilado, con otro de esos maquillajes que son a la vez (en serio) terroríficos e hilarantes, como el del vampiro chupasales de uno de los primeros capítulos. Esta hilaridad latente la recogió muy bien un capítulo de Futurama en el que hubo un homenaje a esta caracterización.

Pero no es Pike, ¿eh? Fijaos, tiene la cicatriz en el otro lado de la cara.


13. La colección de fieras 2: Aquí el capítulo pierde el ímpetu porque se limita a ser un extendido consejo de guerra contra Spock en el que cada vez que toca la interrupción publicitaria de rigor buscan alguna excusa dramática para dejar de ver el vídeo y luego siguen como si nada. Al final hacen un recorte tirando a ingenioso para que el final del piloto no sea un flashback sino lo que está sucediendo en ese momento, pero queda muy precipitado en el episodio: Pike-ruedas sale por la puerta y a los cinco segundos exactos vemos a Pike-ilusión en el planeta. ¡Pero si Spock no ha tenido ni tiempo a acabar de empujarlo por el pasillo! Ese fallo de ritmo y el final un poco injustificado de "no pasa nada, esta conspiración no es para tanto, nadie quiere ninguna explicación de Spock" hace que se rasque uno la cabeza, salvo que esté absorbido por el final, que no es el caso porque al conocer el piloto lo que estoy es admirando el ingenio de Roddenberry para llenar dos semanas de programación con el material que tenía ya rodado. Buen trabajo, Gene.


Como curiosidad, os pongo al Pike real y al Pike fake. En mi opinión, Sean Kenney se parecía más a Jeffrey Hunter SIN el maquillaje de uva pasa que le pusieron.

14. La conciencia del rey: Aquí la cosa se pone peliaguda. El capítulo va sobre KODOS (no, nada de chistes de los Simpson, por favor), un genocida que en teoría se quemó (como cierto dictador austriaco, hum...) pero que según un amigo de Kirk ahora se hace pasar por un actor que va por la galaxia representando a Shakespeare. Aquí los paralelismos con los nazis saltan a la cara del espectador inmediatamente, y la serie no es demasiado sutil ocultándolo (diría que no querían ocultarlo en absoluto, como "V, los visitantes"), aunque se le añade otro nivel dando al menos cierta justificación pragmática a sus actor, haciendo que obrase por su visión retorcida del bien común. Bueno, esto también es discutible, porque ahí es donde los personajes dejan caer que su decisión estuvo guiada sobre todo por su interés en la... ojo, ahí va la palabra que suelta el capítulo: EUGENESIA. Las cartas sobre la mesa. Para acabar de ser sutiles, la hija del sospechoso de ser Kodos es una rubia de ojos casi azules (creo que son verdes), con una cara muy germánica, y que al final parece estar incluso más perturbada que su padre, que parece simplemente una persona pragmática que es consciente de las implicaciones de sus actos.

El capítulo no acaba de gustarme porque resulta algo farragoso y tiene demasiados cabos sueltos. Kirk no aparece como el líder claro de capítulos anteriores sino que no tiene muy claro lo que hacer, tratando de buscar otros testigos para no tomar él la decisión de si se trata de Kodos o no. Y cuando al fin tiene lugar la confrontación final, la cosa deriva en parlamentos shakesperianos que no llegan a mí como espectador, al menos en la versión doblada al castellano, y la cosa se enfanga apagando mi interés, rematando todo encima con un final demasiado melodramático, y que además choca porque ya hemos visto que los fasers dejan  unos agujeros impresionantes, y sin embargo aquí un disparo a quemarropa mata sin causar ningún tipo de daños. El capítulo está bien a nivel conceptual pero no tengo muchas ganas de verlo completo  otra vez. El punto fuerte es la presencia del actor shakesperiano... hasta que abre la boca. Bueno, y también tendríamos que hablar de la escena del envenenamiento, aunque mejor no lo haré. Sólo pondré esta imagen:

Un envenenamiento superfuturista, con el limpiacristales de la limpiadora del estudio.

Al rodar este capítulo también resultó evidente para la rubia que la estaban echando de la serie, porque no rodaron su gran escena "por falta de tiempo" y luego no la dejaron salir como público en la escena de la representación  teatral final pese a que le iban a pagar su participación de todas formas. Sólo rodó una breve aparición en una escena sabiendo ya que se iban a librar de ella. Esto le sentó mal, muy mal, y en los años setenta su carrera y su vida personal descarrilaron. Citando a Cushman, "Alcoholism and sex addiction contributed to a further downward slide in her career and personal life" (aunque en los ochenta se recuperó). Otro personaje que no volvió fue el teniente Riley, pues su intérprete abandonó la actuación poco después.


15. El equilibrio del terror: Aquí es donde la serie se gana el cielo. Este capítulo encarna totalmente lo que llamamos Star Trek, lo que había visto en las películas. Este es un capítulo "de puente" hasta las últimas consecuencias, con Kirk dando órdenes para tratar de ser más inteligente que un adversario formidable. Aquí es donde salen los romulanos, que sorprendentemente resultan ser... la versión espartana de cierta especie que ya conocemos. Este capítulo es una mini-película y no sobra nada, incluyendo una boda inicial que enlaza dramáticamente con el final del capítulo. Es un capítulo muy emocionante y que representa lo que hoy día muchos buscan en una ficción espacial, ya sea Babylon 5 o Battlestar Galactica.

El capítulo además tiene fuertes connotaciones de Guerra Fría y tensión con el bloque comunista (la zona desmilitarizada en la que el enemigo realiza incursiones se basa en la de Vietnam), pero el concepto no pesa más que la estructura del guión, como sí pasó en el anterior capítulo del nazi fugado. Crea la tensión adecuada para justificar la situación en la que se encuentran.

Quizá lo único casposo es que cuando estallan las "cargas de profundidad" en torno a la nave enemiga, del techo cae TIERRA. ¡Qué cutre!

Creo que no voy a comentar nada más. Este capítulo mola muchísimo, y ya está. Y el antagonista es memorable. Hay que verlo.

Nota tras leer a Cushman: Al parecer este capítulo, como tantos otros de la serie, es un remake disimulado de otra cosa, en este caso la película de Dick Powell con Robert Mitchum "Duelo en el  Atlántico norte" (1957). Desde el primer momento, los responsables de la serie se dieron cuenta de que el guión de Paul Schneider era estupendo y el único problema fue hacer que resultase barato de filmar, aunque por supuesto Roddenberry tuvo que reescribirlo todo con sus manazas e incluir una escena en la que Kirk en privado está lleno de dudas y quiere huir de la responsabilidad, como aquellas escenas de Pike con el oficial médico que hicieron que la gente no simpatizase con el capitán del primer piloto.


16. El permiso: Este capítulo empieza a tope, pues pasan cosas totalmente injustificables y grotescas, incluido un conejo gigante de peluche. ¿Qué demonios está pasando aquí? (La cadena exigió quitar todas esas bizarradas, pero Roddenberry se olvidó de avisar a Coon y se rodó lo del conejo antes de que pudieran reescribir el guión para quitarle sucesos fantásticos.) Lo mejor del capítulo es que por una vez está todo rodado en un amplio espacio natural de verdad y no en un decorado con tres árboles de cartón, y vaya cómo luce. Una vez que se revela lo que pasa, todo el misterio se esfuma volando, pues pasa simplemente que (spoiler) han caído en una versión galáctica del Mundo Futuro de Crichton. El capítulo resulta tremendamente incómodo por su misoginia, pues las mujeres en ese planeta están tratadas como mercancía y todos los personajes lo aceptan tranquilamente, incluido McCoy que acaba flanqueado por dos conejitas prácticamente de Playboy (lo que resulta más chungo dado que se supone que la que le gustaba era la asistente que le acompaña en el capítulo), y Kirk se va todo feliz a pasar un tiempo de recreo ¿sexual? ¿emocional? con una mujer que no existe.

Star Trek, una serie seria basada en las ideas.

Además, en este capítulo tiene un peso importante una "asistente" morena que sustituye de forma total a la rubia, y el peso de su personaje, con el mismo cargo que la otra, indica claramente que el capítulo había sido creado para la rubia y luego hicieron un corta-pega de nombres para encajar a calzador a la morena (y confirmo leyendo a Cushman que así fue), que tampoco llegó lejos en la serie (parece que parte del plan para animar la serie era introducir una variedad de chicas guapas para mantener la atención del espectador).

El tema de la rubia: La asistente Janice Rand (la rubia, vamos) había sido metida en la serie como tía buena oficial, y así se le dio bombo en la prensa, tratando de alentar una tensión sexual con Kirk. Pero claro, esa tensión sexual realmente no funcionaba, y la tía en realidad no tenía cara de tía buena sino más de señora mayor, con todos los respetos (y eso sin contar el mal envejecer que tuvo, pues en sólo 15 años ya parecía una anciana en su cameo en la primera película). El caso es que algún ejecutivo decidió librarse de ella (la actriz comentó en alguna ocasión que fue la mano negra de alguien por el que se dejó violar para mantener su trabajo, consiguiendo paradójicamente lo contrario) pero como tenía contrato para al menos la mitad de la temporada, en la mayoría de estos capítulos que he comentado la pobre mujer aparece literalmente para ¡servirle la comida a Kirk! y otras apariciones modestas por la Enterprise cumpliendo su trabajo. Fue un final bastante ignominioso para su trabajo en Star Trek, aunque el personaje tampoco creo que diera para mucho más. Yo me atrevería a decir que nadie ha estado nunca interesado en el lado romántico de la serie, pero seguramente me equivoque.

Bueno, pero estaba hablando de "El permiso"... Pues eso, que este planeta es (spoilers de nuevo) como un precursor de "WestWorld" y del holodeck de TNG, y que está lleno de cosas chungas, que no sé si vienen de Sturgeon (el guionista acreditado), de Coon (el que adaptó el guión original para hacerlo rodable) o de Roddenberry (que reescribió el guión a toda prisa durante el rodaje).

Sturgeon también firmaría el primer capítulo de la segunda temporada, con Spock más salido que una cornisa necesitando volver a su planeta para aparearse, lo que le otorga la curiosa especialización de ser el guionista de los capítulos en los que la tripulación se toma unas vacaciones para meterla.

Pese a mis reticencias, este capítulo también es considerado "de los buenos", pero sospecho que se debe a la gran factura que otorgan los exteriores y la sucesión de eventos WTF que hacen que no encaje en el molde más rutinario del resto de la serie.

17. Los siete de Galileo. No, un momento, la entrada está quedando larga. Dejemos este para la siguiente tanda.

En resumen, la serie ha entrado en racha, y me muero de ganas de ver más capítulos y entrar en la segunda temporada, en la que sé que ocurrirán cosas gloriosas.

jueves, 4 de enero de 2018

Reflexiones sobre EL ÚLTIMO JEDI el día después

Me da igual la traducción española, es "el último jedi" porque en las películas anteriores, en el rodillo de texto inicial ya se decía que Luke era el último jedi. Y como un Yoda (SPOILERS DESDE AQUÍ) casi diría que enloquecido se  tomó la licencia de irrumpir en el mundo físico para cargarse cualquier rastro escrito de los dogmas jedis, lo que venga ahora ya no serán jedis sino post-jedis, o como queráis llamarlos. Y ahora, vamos con unas reflexiones.

-Durante la peli pensaba "guau, esto está muy bien". Y me di cuenta de por qué he disfrutado las pelis de Star Wars frente a las de Marvel: debido a que lo que vende Star Wars es la marca STAR WARS, batallitas en el espacio, la historia puede seguir avanzando sin anclarse demasiado en el pasado ni tener excesivo apego a los personajes (vamos, que Darth Vader no ha vuelto, gracias a dios). En las pelis de superhéroes, la marca son ellos, así que es impensable que mueran o que les pase nada. Un ejemplo especialmente patético es la muerte de Superman, que es resucitado de prisa y corriendo en la peli siguiente. Los superhéroes son inmortales, y como pasa con cualquier ficción en la que la muerte no significa nada (Dragon Ball Z), cualquier acontecimiento importante deja de tener resonancia porque sabes que en el fondo es reversible.

-Cuando revientan el puente y se los cargan a todos, pensé "ya está, así se cargan a Leia en "off" debido a la muerte de Carrie Fisher". Sorpresa porque no fue así: el único que muere ahí es el pobre almirante Ackbar. Leia estira la mano como Superman y su marioneta CGI vuela hasta ponerse a salvo. Para más alucine, Leia acaba la película intacta. ¿Qué pasa entonces? ¿Realmente la historia de "El último jedi" iba mucho más lejos, habían rodado hasta un punto mucho más lejano y la truncaron? ¿Cómo puede ser así, si la hsitoria de esta peli ya es demasiado larga, como si hubieran metido con calzador dos pelis enteras de historia en una sola?

-Guau, Rian Johnson odia a Luke Skywalker. LO ODIA. El tío es un mierda toda la película, aparece en un flashback y una proyección con una pinta rejuvenecida chunguísima (una barba teñida de negro que da muchísima grima) y no hace más que el gilipollas.

-Encuentran una salida donde no la hay porque ahí fue donde entró Luke. JAJAJAJA.

-Decían que "El despertar de la fuerza" copiaba la primera película de Star Wars punto por punto. Esta no... Copia al primer capítulo de la serie regular de "Battlestar Galactica", "33". Una huida de una caravana de naves asediada por los malos, diezmando a la última esperanza de la humanidad. Eso sí, da un poco de risa que todas las fuerzas de la Resistencia en la galaxia sean... ¿cuatrocientas personas? FLIPA.

-Todas las vueltas que se le da a quiénes son los padres de Rey... y es que NOS LA SUDA.

-CASINOS ESPACIALES. ¡Conciencia de clase! ¡Los niños son el futuro!

-Me gustan los pequeños detalles que no quedan subrayados: cuando se ve un monstruo marino en segundo plano, borroso tras Luke. Cuando un niño usa la fuerza con una escoba de una forma tan sutil que casi no se nota. (¿Volverá ese niño en futuras películas? Si es así, lo reconoceremos por el anillo...)

-Es cierto lo que dice mucha gente: la insistencia en meter toques de humor tontorrón en una peli tan sombría chirría un poquitín, pero lo solucionan con montaje haciendo que duren lo menos posible, sin dejar un "hueco para la risa", lo que hubiera sido fatal. No es tampoco algo que se cargue la película.

-Es verdad lo que comentan en Red Letter Media de que Rian Johson casi parece "trollear" al público por la forma en la que se cepilla las expectativas que se había formado el público con la anterior película. "¿La espada laser de Luke? ¡A tomar por saco!". Y que la película acaba en bajón pero sin ningún sitio al que ir, no en el subidón de "flipo, ¡que resulta que Darth Vader es su padre!" y "¡ahora hay que rescatar a Han!". A ver, Rian, Rian, que sé que dirigiste "Ozimandias" de Breaking Bad, pero allí la cosa iba de que todo se desmoronaba. Star Wars es una historia de esperanza, ¿no?

-Es verdad que la estructura es un desastre. Y además todas esas batallas se van a hacer interminables en la revisión, y más sabiendo que los buenos pierden. Un poco como me pasó con "The Matrix Revolutions", que la fui a ver al cine, pero ahora no volvería a verla ni muerto.

-Ah, sí, eso, que los buenos pierden. La peli acaba sin absolutamente ninguna esperanza para los buenos. Esta es una peli que te pisa y te vuelve a pisar y para acabar te da un pisotón. La única esperanza que hay es que el confundidísimo Kylo Ren de pronto se vuelva bueno. Pero... ¿nos bastará eso cuando llegue el momento?

-Me gustó mucho ver esta película ayer. Pero ahora, al revisar todo esto, parece que la odio, o que tengo serios reparos con ella. El problema y su gran mérito a la vez es que refleja perfectamente la situación del mundo ahora mismo: los malos ganan y está todo jodido de una forma que parece que no tiene arreglo. Y por eso, que la historia finalmente sea satisfactoria parece que no depende de esta película. Ahora necesitamos un cierre de trilogía como el de "El retorno del jedi" que nos deje lo bastante contentos como para que podamos ver de nuevo las tres pelis sin pensar que estamos perdiendo el tiempo miserablemente.

-La opinión de mi hijo de 8 años: "Me gustó... pero no me gustó que ganasen los malos."

Dicho todo esto, espero volver a cambiar de opinión en el futuro y decir que TODO GUAY.