jueves, 9 de septiembre de 2021

El Shaddai - El descenso del Sella, tron

No suelo jugar a muchos juegos japoneses, pero tengo debilidad por los más raros, los que se salen de la normalidad y ofrecen algo especial que no acaba de encajar en los moldes de los productos comerciales típicos que todos sabemos. Por eso, al saber que llegaba al PC un título perdido de PS3 que no había tenido un gran éxito de masas pero que había cautivado a los que lo jugaron, mi interés se disparó. Y así tengo ahora en mis manos El Shaddai: Ascension of the Metatron.


Tras instalar PhysX y seleccionar el idioma (hay audio en inglés y japonés y subtítulos en varios idiomas, incluido español, claramente traducido a partir del texto del doblaje inglés), entro en el juego sin saber lo que me voy a encontrar y me veo sumergido en una experiencia sensorial en la que no entiendo muy bien todo lo que está pasando (el juego apenas da unas someras explicaciones esperando que tú hagas el resto del trabajo) y que pone la forma muy por encima de la sustancia. Pero ojo, que eso no es malo. Es un poco como Killer 7, que también te metía en un mundo extraño dando por hecho que pondrías de tu parte lo suficiente para integrarte en ese mundo de reglas tan marcianas. Pero claro, no todo el mundo lo hace, y es por eso que ninguno de esos dos juegos ha tenido un éxito masivo.

And it burns, burns, burns, the ring of fire

El Shaddai es una especie de "hack 'n' slash" bastante clásico con cinemáticas que te van contando la extraña historia y algunas secciones de plataformas laterales que al principio crees que son un relleno entre fases pero que luego acabas apreciando por sí mismas, incluido un homenaje loco a los juegos de Super Mario que parece creado con el mismo espíritu que luego nos daría obras maestras como Rayman Origins + Legends. Esa es una clave del juego: que sigue tratando de sorprenderte con algo nuevo en cada fase.

No os imagináis el locurón que es a veces El Shaddai

Como guía en toda esa locura para nuestro protagonista mudo (Enoch, un ángel rubito vestido únicamente con vaqueros y una especie de armadura formada por unos trozos blancos), tenemos al cínico Lucifel (o sea, Lucifer), que nos va dando orientaciones a modo de tutorial y se va paseando por tu aventura con un teléfono móvil con el que se supone que está hablando con Dios en el equivalente de este juego a los puntos de guardado. El sentido del humor de este personaje también se agradece para evitar que el juego sea demasiado solemne.

Me pregunto si el teléfono no estará apagado...

Esos puntos de guardado son uno de los pocos momentos en los que el icono de un botón del mando (que por cierto es obligatorio: el port de PC es tan pelado que no se molestaron en adaptar el juego a teclado y ratón) mancha la pantalla de juego. Y es que una de las decisiones de diseño que más llama la atención es que no haya HUD de ningún tipo, es decir, nada de letras y gráficos en la pantalla indicándonos puntos de vida, estadísticas ni indicaciones de cómo usar los controles. Así, para saber que te queda poca vida debes fijarte en que tu armadura blanca casi haya desaparecido y notar unos fuertes latidos de corazón y destellos en la pantalla. Esto te indicará que estás a punto de morir, aunque cuando esto pase, aún tendrás una oportunidad de resucitar pulsando botones rápidamente.

Enoch en acción

Por si el título no daba alguna pista ya, sí, el juego es una especie de potaje de elementos bíblicos de esos que tanto gustan en Japón (interpretándolos a su modo, pues por ejemplo convierten a Ezequiel y Gabriel en mujeres por algún motivo), con la particularidad de que esta vez la referencia es "el libro de Enoc", un texto religioso apócrifo, o sea, no aceptado por la Iglesia oficial, en el que se cuentan historias de ángeles caídos y los "nefilim", los hijos que tuvieron esos ángeles con la raza humana.

Pero como decía, lo que cuenta está muy debajo de cómo lo cuenta, así que es perfectamente posible disfrutar del juego sin entender totalmente lo que pasa. Lo mejor de todo es la música, que realmente es la que más tira del carro para que el juego convenza al jugador de entrar en su mundo. Los gráficos, de estilizados, son muy, muy sencillos, planos, sin textura, metiendo al jugador en varios mundos totalmente distintos, empezando por un mundo nevado en el que el blanco cubre hasta donde alcanza la vista. Luego entraremos en una especie de mundo como de Tron (nunca mejor dicho lo de MetaTRON) con unas plataformas con reborde de neón flotando en un gran espacio negro, y así.

Un ejemplo de los paisajes fabulosos del juego

Sin embargo, el diseño de personajes no puede escapar al anime más prototípico, y tenemos como protagonistas al personaje del jugador, el mudo y sinsustancia Enoch, a Lucifel, un malote típico, y luego distintos personajes que parecen tomados de cualquier anime prototípico. Entre ellos, destaca la enésima versión anime de David Bowie, como uno de los jefes malos que te va dando palizas en tu viaje (no estoy seguro de si tus derrotas iniciales forman parte de la historia o que realmente soy malísimo jugando a este tipo de juegos).

TotallyNotBowie.jpg

Que poner el foco en el estilo funcione o no es algo que debe decir el jugador. Es este quien debe decidir si el juego es simple o complicado para su gusto, si la estética le funciona o no, si el mundo es hermoso y evocador o si es superficial y vacío. Yo tengo que decir que a mí me funcionó, pero claro, también es que tengo unos gustos muy particulares.

Otro escenario del juego hecho como con acuarelas

El juego fue lanzado para PC en Steam el otro día con un descuento de lanzamiento a un precio medio que no está mal para las numerosas y variadas fases que ofrece, y es una buena opción si os gusta el hack 'n' slash, el anime y los juegos con tanto estilo que no saben qué hacer con él.